No hay título para la entrada. No hay mucho que decir, no hay demasiadas ideas, no hay tiempo ni razón, ni siquiera hay ganas de hacer nada, pero sin embargo lo siego haciendo. Por qué? porque tampoco hay un por qué.
La simpleza de las cosas se demuestran de esa manera. A veces no es necesario decir nada, pero otras, quizás esa nada se convierte en algo, como es el caso este en donde no hay nada en concreto pero sin embargo ya hay algo, ese algo es una entrada.
Una entrada que no tiene título, una entrada que quizás nadie la vaya a leer, pero algo, es mejor que nada.
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